El viernes estuve haciendo una sesionceza en el recién inaugurado Red Room de mi pueblo. Fuimos pocos , pero valientes.
Lo mejor de la noche, de lejos lejísimo , fue una muchacha que se acercó a la cabina para pedirme "Rebeca". La chica decía que no sabía bailar lo que pinchaba. Honestidad brutal, oye. ¡¡Como debe ser!!
He colgado la sesión en el podcast siguiente, son 5 horas de musicón que van subiendo y bajando conforme se me iba ocurriendo. Podéis escucharla y - si os flipa- incluso dejé un enlace para descargarla (es un archivo de 690 megas, aviso...)
El otro día comentaba con un amigo lo curiosa que resulta esa pátina mitificadora que el paso del tiempo deja sobre algunas cosas. Esa tendencia que tenemos todos a engrandecer los buenos recuerdos , sobre todo si vienen de la adolescencia o juventud. Probablemente dentro de unos años me parecerá especial algo que esté haciendo o compartiendo en esta época de mi vida, lo que pasa es que todavía no lo sé. El tiempo se encargará de decírmelo o de hacerme creer que así fue. En cualquier caso -sea real o tan sólo una distorsión- será bienvenido: disfrutaré como un enano recordándolo.
El caso es que ayer fue uno de esos días. Resulta que Alfonso - conocido personaje que se ha dedicado desde hace ya unos añicos a dar color a la grisácea propuesta nocturna y de ocio yeclana - organizó en Balmoral una fiesta remember de un pub que llevó a principios de los años 90: El mítico Latino. Ni que decir tiene que la fiesta fue un completo éxito y que no cogía ni un alma en el local.
EL LATINO: UN PUB CON PERSONALIDAD.-
Antes de hablaros de lo que significó para Yecla, me gustaría dejar claro que no fue un lugar frecuentado por gente de mi generación. Yo era muy joven y en sus momentos de máximo esplendor andaba por los recreativos de mi pueblo inchándome a citratos y jugando al Super Pang. Pero , como siempre fui un zángano y un adelantado del arte de empezar a salir de jarana , viví su último año.
Con 15 añicos ya entraba a ese inquietante lugar, de disposición alargada y composición oscura, húmeda y cavernosa . En el mismo sonaba una música realmente fascinante que no había escuchado antes en ningún lugar. Y todo porque la chica que me gustaba iba por allí , ya que era mayor que yo. Aunque en más de una ocasión tuve que esconderme o hacerme el disimulado al ver entrar a mi hermano mayor o algún conocido suyo, pasé algunos raticos que recuerdo como os introducía: absolutamente míticos.
Cualquier ciclo se cierra y como era de espera el Latino llegó a su fin. Recuerdo la fiesta de despedida, en la que conseguí dos cintas TDK de 60 minutos con dos sesiones musicales de lo que allí el DJ pinchaba. No hace falta decir que rallé esas cintas de tanto escucharlas. Creo que no exagero si digo que lo que consiguió ese pub es algo que no es nada fácil: una identidad y personalidad a prueba de bombas. Y lo que acabo de decir no lo considero excesivo , pues la repetida expresión de que "esto es música del Latino" ha quedado grabada a fuego en la memoria de los que alguna vez disfrutamos del lugar. Me gustaría equivocarme, pero a día de hoy conseguir que un local tan siquiera roce aquella actitud con tan apabullante personalidad , se me antoja misión imposible.
Anoche coincidí en Balmoral con muchos nostálgicos que no quisieron perdérselo. El visionado de fotos fue bastante gracioso. Tupés, gafotas, camales por encima del tobillo, pantalones por los sobacos...Yo no salía en ninguna -recordad, yo entraba y me escondía- y pude admirar el estilismo quinqui de la época, el cual no tenía desperdicio.
Sólo me queda dar la enhorabuena a Alfonso y a Balmoral por hacernos pasar tan buen rato. ¡¡Brindemos por el buen gusto!!
