miércoles, 16 de septiembre de 2009

LA RUTA DEL BAKALAO



Con motivo de esta entrada de la Manzana Velluda me interesé por un mítico documental que fue rodado allá por el 93 y emitido en Canal Plus. La intención de dicho documental era la de ilustrar a la audiencia sobre un nuevo movimiento que estaba sacudiendo a la juventud de la época, sobre todo por el levante español ; con Valencia como centro neurálgico y capital del movidón. Este programa mostraba por primera vez al espectador “La Ruta del Bakalao” , corriente que tuvo su auge durante la pasada década y que consistía en salir sin compasión el viernes para volver a casa el domingo.

Esta ruta (también denominada como Ruta Destroyer) se fundamentaba también en recorrer los distintos templos de música máquina dirigidos por DJ que complacían a sus fieles descargando una música supuestamente recién inventada y que parecía estar diseñada por el mismísimo satanás. Y como todo movimiento musical tiene asociado el uso y abuso de un determinado tipo de drogas, éste no iba a ser menos: la gente se ponía ciega a las recién inventadas “drogas de diseño” , anfetamínicos cócteles que hacían palpitar el corazón al doble de revoluciones, tal y como establecía el tempo de los sincopados ritmos bakalaeros.

Este movimiento lo viví de cerca y siendo muy joven. La gente de mi generación ha conocido a más de un “cañero” que vivió de lleno la ruta. Y lo triste es comparar en la actualidad la caricatura que queda de la gente que de verdad experimentó sin rechistar dicho subidón.

Siempre me ha encantado observar desde la barrera la cantidad de magia que puede ser fabricada (siempre de forma inconsciente) por personajes que se han dejado engullir por lo extremo. Hace poco estuve en una despedida de soltero/a mixta , de una pareja amiga. Organizaron una fiesta-banquete en un caserío restaurado y acondicionado para eventos de este tipo. Nada más llegar me llamó la atención la tremenda explanada reservada para el parking (un maravilloso cartel con flecha fluorescente y la indicación de “parkig” nos mostraba por donde acceder a él). Sólo este detalle me empezó a dar pistas de a donde habíamos entrado, lo cual se confirmó más adelante.



La cena fría, en mesas largas y de pie; transcurrió de forma bastante normal , sin sobresaltos dignos de mención. Al terminar la cena , los dueños de la instalación (que vigilaban todos nuestros movimientos de forma desafiante) abrieron las puertas de un estancia bastante más grande, reservada a lo que ellos llamaban “sala de fiesta”. Aquí empezó lo realmente fascinante de la historia. La “sala de fiesta” consistía en una caserío diáfano reconvertido en discoteca. Uno de los dueños se dispuso a “pinchar” bakalao noventero que hacía siglos que no escuchaba. Mi sorpresa fue mayúscula al ver que el comienzo de esta fiesta de alquiler era con bakalao trayero y desfasado , aunque la mayoría de la gente concentraba su atención en pedir su primera copa en la barra y no irse por la ramas, como normalmente me suele suceder a mi. Pero es que lo que me remató fue cuando descubrí las proyecciones que lanzadas en una pantalla instalada en una de las paredes de la disco. Se trataba de una colección de imágenes pertenecientes a fiestas en Central Rock, mítica discoteca que formó parte de la ruta , y que todavía sigue vivita y coleando. Las imágenes no tenían desperdicio y, cual documentos gráficos de exorcismos y rituales satánicos; mostraban las andanzas de “cañeros” dentro y fuera de dicho templo.



Estuve durante más de una hora en estado shock. Reconozco que me dio un subidón que no necesité echar mano del primer cubata hasta que pasó una hora. Transcurrido ese tiempo fui consciente de que no se trataba de una broma. Os prometo que pensé que en cualquier momento saldrían los “chanantes” Joaquin Reyes y el Miguelín, que habían sido contratados por los anfitriones para nuestro deleite, pero no ; no fue así... Acto seguido fui a por mi copa y bajé del cielo: los dueños eran y son dos bakalas que se quedaron anclados en la nostalgia de ese tiempo.



Este rollo os lo cuento porque me fascinó y horrorizó a partes iguales. El hecho de que todavía exista gente que piense que esta es una forma normal de acometer el negocio de la noche me parece cuanto menos mágico y esperpéntico (recordad, siempre me flipa toparme con la inocencia de lo extremo).

Para que me entendáis , me gustaría compartir con vosotros material de dicho documental. Existen varios momentos absolutamente míticos y creo que el filme define de forma muy acertada lo que pasó durante algunos años con la gente que se dejó llevar.

Hay un personaje que me encanta, llamado Emilio. Constituye a la perfección el perfil del “cañero” de la época, con unos principio básicos muy claros y definidos: vivir de lunes a viernes trabajando sin rechistar y de viernes noche a domingo desfasando a tope. Nada más. ¿Para que? ¡Sobra! Quiero que prestéis atención a la curiosa definición que hace del tipo de la música que más le mola y los motivos de por qué ésta se apodera de él. Mágico.



La fascinación de los maquinetas por los parkings nunca ha tenido límite. Observen las andanzas a plena luz del día de esta etnia. Alucinante. Impagable la estampa de Emilio retirándose a su coche para cambiarse y a hacer tiempo , pues tiene que recibir a los nuevos colegas (es el cañero que más aguanta). Y las declaraciones entre cajas de agua mineral de un demacrado DJ , intentando magnificar su función como director de orquesta de una máquina de sueños llamada NOD. Espeluznante. Juzguen ustedes:





Lo mejor es que os agenciéis el documental entero, lo podéis descargar desde el siguiente enlace , no os arrepentiréis. A mi me parece un documento de un valor incalculable. Pagaría por ver una segunda parte del mismo con los mismos personajes , pero en la actualidad. Seguro que impresionaría más si cabe que la primera parte.

Yeeeeeeeeee, uhaaaaaaaaaaaa!!



Aqui me teneis, con S.S.M.M. Chimo Bayo. Me lo encontré una mañana cualquiera al amanecer

1 comentario:

berta(is off) dijo...

MALDICION!
ya es domingo
y esto cierra...