Hubo un tiempo en el que el protagonista del siguiente video lo petaba junto a sus colegas. Litronas al alba, guitarras de flecha, j´hayber (las míticas paredes también valían), chupas de cuero, vaqueros de pitillo y camisetas de los grupos más cañeros. Todo era maravilloso para él y su banda. Pero el tiempo pasa y nuestro pobre admirador de satán tuvo que madurar y dejarse ya de bobadas. Se casó, tuvo un hijo, se recogió el pelo y encontró un trabajo estable. Cambió sus preciados harapos por polos lacoste y jerselicos a cuadros. Pero la cabra siempre tira al monte y este video es una buena muestra de ello. Observen con atención que pasa cuando se intenta censurar ese sentimiento puro, ese amor por lo maligno que no espera nada a cambio. Pobre hombre, como le entiendo. Os lo juro por Ozzy Osbourne.
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